martes, 21 de agosto de 2012

18 años, da igual (3° parte)


Esa noche pasaron la noche juntos, comieron, se divirtieron, hace días que no se reían, como cuando te llega a doler el estomago de tanto reír, que solo quieres que no te hagan reír pero no es tan así, simplemente quieres que no te duela al reír, que locuras, conversar, echar la talla y reír, reír, reír; se durmieron tarde, durmió como un angelito diría Cristopher al otro día, otra de sus manías que tenia es que él a veces por las noches se despertaba y la quedaba mirando como dormía. Que manías tenían algunos, pero se decía que cuando uno ama a una persona la ama con sus virtudes y defectos, obviamente también con las manías.
Que rico es despertar abrazada a alguien, lástima que esa mañana no había disfrutado de eso, Cristopher se había ido antes de que ella se despertara, y cuando despertó ya estaba atrasada para el trabajo así que salió apresurada de casa, aunque igual tuvo tiempo de darse cuenta de que él le había dejado una nota y una rosa, la estaba asustado con tanto detalle, eso le llevo a pensar en la pregunta o propuesta que él le había hecho, eso de; cásate conmigo, la dejo anonadada, ahora que lo recordaba le había dicho que en una semana le diera la respuesta, ella no sabía que decidir, no sabía qué hacer, pero dejo de pensar porque no quería liarse la cabeza.
 Mientras iba en su bicicleta al trabajo, su mente volaba y saltaba de en una y mil cosas, en una de esas tantas cosas recordó el chico con el que se había tropezado la noche anterior, estaba pensando en la situación vivida cuando por no pasar muy cerca de un auto se acercó mucho a otro y lo paso rosando, miró al conductor para pedir disculpas y era él, como si su mente lo hubiese llamado, otra vez aquellos ojos, no lo miro mucho porque sino esta vez sí que chocaría, prosiguió su camino, pero pudo sentir como la miraba, era como si entre ellos al mirarse hubiera una conexión, además ella había visto unos ojos parecidos a esos en algún lugar, lo sabía, pero no lograba recordar donde.
 Llego atrasada a su trabajo eso era obvio, su jefa le dijo que se lo perdonaba por lo de ayer pero que por favor que no se repitiera, sus compañeros de trabajos ahora le parecían más amable o es que cuando te sientes enamorada todo lo vez color de rosa, en fin, el día estuvo agotador; nunca fue su sueño trabajar de cajera o mesera en un restaurant de lujo; pero cuando solo tienes cuarto medio no es a mucho lo que puedes aspirar aunque el lugar te hacia querer trabajar ahí, además le había llegado del cielo porque no lo busco y en vez de quedarse en casa, lo mejor era trabajar; por suerte los días viernes trabajaba medio día y tenia libre el sábado. Benditos viernes donde el día laboral terminaba antes y el fin de semana empezaba agradable, sobre todo este, donde sentía que andaba flotando en el aire y toda esa cosa del amor la tenían media atontada. A mediodía el trabajo la tenia media loca, nunca había tanta gente y hoy parece que se había juntado todo lo que no venía en tiempos, pero se sentía aunque cansada feliz. Después de trabajar el tiempo que le correspondía de mesera, pasó a la caja a terminar su horario laboral, como todos los días; faltaba poco para que terminara, solo quería que fueran las 2 y poder largarse, quería estar en su casa, en su súper departamento, ordenar, sentirse en casa, en su ambiente. Miro su reloj, hora de marcharse a casa.
Mientras iba de camino a casa la llamo Christopher quería que almorzaran juntos, que lindo detalle, y aunque ella quería puro llegar a su casa, se dio el tiempo de ir a comer a una pizzería cerca del trabajo de él, sentía que hoy más que nunca debía aprovechar los momentos que la vida le estaba obsequiando, porque quizás que sería de ella el día de mañana, si es que había. Cuando se encontró con él al mirarlo sintió esas cosquillas y mariposas en el estomago que le daban cuando recién lo conoció y se enamoro perdidamente de él, de su cara y manos bonitas, de su voz sensual como él decía en tono de broma, pero ella en realidad amaba más su sensual cerebro que su sensual voz, como lo amaba, sentía que podía comerse al mundo o luchar contra el; tantas sensaciones lindas le daban miedo, por un segundo el corazón se le apretó y como que le costó respirar, pero solo fue un segundo y no le dio mayor importancia. Luego al terminar de almorzar juntos, cuando él volvió al trabajo y ella se fue a su hogar. Abigail empezó a ordenar, limpiar, lavar, tratar de hacer algo rico para la once; vez que algo raro y muy extraño estaba pasando en su vida, ella no era de esas; pero sentía que tenía energías de sobras. Al termino de tanto malabar se dio un baño con sales aromáticas y al caminar a su cama a descansar otra vez sintió que el corazón se le apretaba, algo no estaba bien, le costaba respirar. Se sentó en la cama, se mentalizo y lentamente todo volvió a la normalidad, tendría que contarle a Cris; algo no marchaba bien con su corazón a no ser que el muy tonto se hubiera asustado ante tanta felicidad nunca antes vivida, corazón tonto, ahora te necesito más que nunca se dijo, quiero casarme con el hombre de mi vida, quiero ser feliz, me lo merezco, no me abandones ahora y sin poder luchar más con ella misma empezó a llorar, y así se quedo dormida. La despertó su novio con besos tiernos en su cara, ella se había quedado dormida encima de la cama, aun con su bata de baño; ¿amor que paso? ¿Qué hace así encima de la cama? Es tarde mi bonita, te resfriaras; Ella en silencio y media adormilada aun lo abrazo mientras le decía: te amo vida, eres el hombre perfecto para mi, te amo; obvio que me amas dijo él con cara de: soy irresistible lo recuerdas, este Cristopher, tan arrogantemente tonto que se ponía para hacerla reír con sus locuras, despertó definitivamente y le dijo vamos a tomar tecito hice una cosa dulce no está muy buena pero es con cariño y mientras decía eso se incorporo de su cama demasiado rápido y el corazón otra vez se le oprimió, como si se le encogiera, no pudo ocultar su cara de dolor frente a él quien como siempre estaba pendiente de todo y se dio cuenta de inmediato que algo no marchaba bien. Mientras la  tranquilizaba, la abrazo y recostó otra vez en la cama, él se acostó a su lado.
 Abigail recostada en el pecho de Cristopher volvió a la calma, él le dijo: cuéntame vida, ¿Qué pasa? ¿Que le sucede? No me asustes, eres mi vida entera, ¿Qué haría yo sin ti? Ella de nuevo se lanzo a llorar y entre sollozos le conto lo que le pasaba, él le dijo de inmediato  lo que ella había estado evitando por tiempo, iremos al Doctor, el lunes sin falta, pero amor había empezado a protestar ella, el la paro en seco, nada de peros, la vida no tiene sentido ni lógica si tu estas enferma, si mi principal motivo en mi vida no esta bien, recuerda eres mi todo, lo demás carece de sentido si tu no formas parte de mi. Ok. Habría que obedecer por el bien de la relación, Cris podía ser muy tozudo, pero esta vez tenia razón, casi siempre la tenía. 

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